¿Yo viendo una de terror? ¿Qué está pasando? ¿Se ha vuelto el mundo loco? Con estas tres preguntas dejo más que claro mi "casi" total animadversion por éste género, y es que soy de las que se mete demasiado en la película y sufre en exceso, así que la sangre y el miedo en su justa medida.
Pero llega esta película sueca, revelación del año, dirigida por Tomas Alfredson (a quien conocen en Ikea y poco más)con una maestría que te deja sin palabras.
Oskar conoce a Eli, son niños diferentes, él con una familia desestructurada y apartado en el colegio, ella...ella es un vampiro. Reconozco que con estos datos, lo normal es que ni me acercara por el cine, pero las alabanzas que había leído me hicieron dudar, menos mal, cuanto me habría perdido. Desde hace unos días podéis haceros con ella en DVD.
Porque ante el bombardeo vampirístico que estamos sufriendo con vampiros que parecen sacados de Beverly Hills 90210 en la saga Crepúsculo, aparece "Déjame entrar" y da un golpe de autoridad en la mesa.
Es una pelicula de miedo tan delicada, sutil, y tierna, y a la vez tiene tanta fuerza, que es apabullante.
Ambos protagonistas son hipnóticos, tanto Kare Hedebrant como Lina Leandersson aguantan unos primeros planos que te hacen temblar, que te anclan al asiento y te ponen en alerta. Toda la película gira entorno a su romance, un amor silencioso, puro y sin dobleces que queda enjaulado en las circunstancias. El resto de actores son meros acompañantes, ellos tienen la luz, pero afortunadamente la comparten con todos nosotros.
El hilo que les une, al igual que el morse, va a golpes, a mordiscos de vampiro, pero también va a ritmo de caricias y miradas cómplices; es esa contraposición la que hace esta película diferente, especial.
Hay sangre y cuchillos, pero está maravillosamente medida la crueldad, sin regodearse en meras imágenes violentas, al contrario, son muchas las imágenes poéticas en la cinta. La fotografía de luz atenuada es perfecta y al igual que la música da el tono exacto a la película.
Nada es previsible, esto es el a-b-c en este género y sin embargo hay tantos directores a los que se les olvida que no está demás remarcarlo, todo el tiempo te va sorprendiendo sin caer en la tópica sucesión de sustos en ningún momento.
Los vampiros, mito desde hace tantos años revisado con audacia por este director, con la nieve y el frio suecos congelando la mirada de ambos protagonistas, y con ello sobrecogiendo nuestro corazón.
Si tienes la oportunidad, disfruta de esta maravillosa película, déjala entrar y descubre si Eli es la Bella o la Bestia de esta historia.
El hilo que les une, al igual que el morse, va a golpes, a mordiscos de vampiro, pero también va a ritmo de caricias y miradas cómplices; es esa contraposición la que hace esta película diferente, especial.
Hay sangre y cuchillos, pero está maravillosamente medida la crueldad, sin regodearse en meras imágenes violentas, al contrario, son muchas las imágenes poéticas en la cinta. La fotografía de luz atenuada es perfecta y al igual que la música da el tono exacto a la película.
Nada es previsible, esto es el a-b-c en este género y sin embargo hay tantos directores a los que se les olvida que no está demás remarcarlo, todo el tiempo te va sorprendiendo sin caer en la tópica sucesión de sustos en ningún momento.
Los vampiros, mito desde hace tantos años revisado con audacia por este director, con la nieve y el frio suecos congelando la mirada de ambos protagonistas, y con ello sobrecogiendo nuestro corazón.
Si tienes la oportunidad, disfruta de esta maravillosa película, déjala entrar y descubre si Eli es la Bella o la Bestia de esta historia.
Si no la has visto ¿A qué esperas? Si lo has hecho ¿Qué opinas tú?
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