Cantaba Machín aquello de "Tengo una debilidad no se puede ocultar, lo llevo en la mirada...", y una de mis debilidades cinéfilas es este pequeño argentino de mirada magnética llamado Ricardo Darín. Cada vez que pasa por la pantalla yo estoy al otro lado esperando sufrir, reír y emocionarme con su interpretación, y no sé como lo hace...pero siempre lo consigue.
Esta vez es el director Pablo Trapero ("Leonera" o "Familia rodante") quien nos regala la, hasta ahora, película argentina del año. Carancho es un ave rapaz de La Pampa y con esa analogía el director cuenta la historia de un abogado que tras perder su licencia se encarga de estafar a las aseguradoras o a las propias familias con las indemnizaciones que reciben tras los accidentes de tráfico, provocando los accidentes o esperando a recoger más de lo debido. Y con él, Luján, una médico de urgencias con la que se cruzará en esos momentos en que la línea entre vida y muerte es demasiado fina.
Como decía, está protagonizada por mi admirado Darín, y con él una hierática Martina Gusman ("Leonera") que es perfecta para el papel de esa médico a quien el límite de la vida ha creado una coraza. Pero el reparto de secundarios no se queda atrás, cada personaje sólo necesita unas pocas secuencias para transmitir los matices de este sórdido negocio de los que acuden a rapiñar al olor de la sangre.
Una historia de amor que camina despacito entre unas calles de oscuridad y dolor, y que convierte al espectador de esta película en un cómplice al que le cuesta digerir tanta verdad. Trapero vuelve a firmar una película que no es fácil, una cinta oscura y con planos fijos que hacen daño mientras se olvidan de lo superfluo, con momentos en los que la cámara nos regala verdad gracias a lo que se queda fuera de plano, y otros en los que el plano secuencia da ritmo al lento actuar; pero la fortuna es que todos ellos están hilados por un guión in crescendo, que da acertados bandazos entre la mezquindad y las grandes secuencias de deliciosa sensibilidad, cerrado además con un redondo final que te dejará sin palabras...el mejor broche para uno de los thrillers del año.
"Carancho", una rapaz que ha venido desde Argentina para mostrarnos las entrañas, no te defraudará.
Como decía, está protagonizada por mi admirado Darín, y con él una hierática Martina Gusman ("Leonera") que es perfecta para el papel de esa médico a quien el límite de la vida ha creado una coraza. Pero el reparto de secundarios no se queda atrás, cada personaje sólo necesita unas pocas secuencias para transmitir los matices de este sórdido negocio de los que acuden a rapiñar al olor de la sangre.
Una historia de amor que camina despacito entre unas calles de oscuridad y dolor, y que convierte al espectador de esta película en un cómplice al que le cuesta digerir tanta verdad. Trapero vuelve a firmar una película que no es fácil, una cinta oscura y con planos fijos que hacen daño mientras se olvidan de lo superfluo, con momentos en los que la cámara nos regala verdad gracias a lo que se queda fuera de plano, y otros en los que el plano secuencia da ritmo al lento actuar; pero la fortuna es que todos ellos están hilados por un guión in crescendo, que da acertados bandazos entre la mezquindad y las grandes secuencias de deliciosa sensibilidad, cerrado además con un redondo final que te dejará sin palabras...el mejor broche para uno de los thrillers del año.
"Carancho", una rapaz que ha venido desde Argentina para mostrarnos las entrañas, no te defraudará.
"Si se puede evitar no es un accidente, es un incidente"
Si no la has visto ¿A qué esperas? Si lo has hecho ¿Qué opinas tú?
Próximamente más, y si es posible...mejor
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